Región vitícola ancestral, la zona del rio Ebro produce vinos representativos y carismáticos. El tempranillo cultivado en esta región tan especial es la base de vinos con historia, vinos incomparables cuya trayectoria no deja de ser impactante.

Siglos y siglos atrás, en esa parte del mundo que llamamos el Viejo Mundo, durante la conquista romana el valle de Ebro -actual Rioja- fue inmediatamente identificado y rápidamente utilizado como sede de producción de vino para las tropas romanas. ¿Su herencia después de la conquista? Las técnicas elaboradas de cultivo y producción, la sabiduría artesanal grecorromana, resultado de siglos y siglos de experiencia en sus propias tierras. Pero esto no se resume en esta valiosa influencia, la evolución e historia de Rioja continua durante la Edad Media gracias a la producción de los monasterios, quienes son en ese determinado momento los detentores del conocimiento, de la educación y conservación de la información, son los grandes conocedores de las técnicas vitivinícolas, y por lo mismo los precursores en la materia. Gracias a ellos, el vino Riojano sigue evolucionando, así es como a principios del segundo milenio, la Rioja hacía parte de las zonas vitivinícolas en España con mayor reconocimiento, próspera y floreciente en ese entonces garantizado por  un control de calidad bajo la supervisión de la municipalidad de Logroño, ciudad ubicada en pleno centro de la zona de producción.

Sin embargo, su renombre internacional es mucho más tardío. Habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX, a partir de 1867, cuando aparece la Filoxera en los viñedos franceses, para que el vino riojano comience a ser exportado al país galo en un principio para después comercializarse en el resto de Europa, trastornando consecuentemente la expresión y elaboración del elixir de manera definitiva en el valle del Ebro.

La filoxera, plaga que marca la historia del universo del vino de modo irreversible, es un insecto insidioso que se caracteriza por atacar las raíces de las plantas, sin fuente de alimentación, la vid muere sin posibilidad de recuperación. Terminó con la casi totalidad de los viñedos europeos comenzando por los franceses y extendiendo su letal colonización al resto del mundo.

Si bien la oferta en vinos disminuía considerablemente en consecuencia a la desaparición paulatina, pero segura, de los viñedos, la oferta, ella, no variaba. Así fue como Rioja ganó rápidamente en popularidad en el mercado internacional, respondiendo a la demanda que la producción francesa trágicamente ya no podía cubrir, ocasión perfecta para la producción Riojana de presentarse y conquistar el paladar extranjero. Desde entonces el valle del Ebro goza de un nombre conocido por todos los aficionados de vino.

A finales de la década de 1870, el Marqués de Riscal, Camilo Hurtado de Amázaga, había comprendido la gran oportunidad que esa situación representaba para las tierras riojanas. De regreso de Paris y Burdeos, donde estudió detalladamente el arte del vino, el Marqués vuelve lleno de ideas y fantásticos planes para sus viñedos, pero aún más importante, regresa con barricas de roble nuevas – punto imprescindible al cambio en la elegancia y complejidad de la expresión aromática del producto de sus tierras. Decidido a marcar la diferencia, Camilo Hurtado planta las variedades internacionales más conocidas como lo son la Cabernet Sauvignon y la Merlot, vinificando sus caldos al estilo bordelés, aplicando sus conocimientos adquiridos en Francia, el Marqués obtiene rápidamente un éxito considerable y numerosos reconocimientos. sus vinos llegaron a precios entonces inimaginables para la zona, contribuyendo al aura de la región y creando las bases de lo que hoy conocemos como los vinos de la Rioja.

Poco a poco, siguiendo el ejemplo del Marqués de Riscal, la industria vitivinícola local se propone de elaborar el elixir a la manera bordelesa con la firme intención de gozar del mismo prestigio que  Camilo Hurtido. Sin embargo el mismo costo de las cepas importadas representaban un problema que no se podía eludir… los viticultores deciden por lo tanto reconsiderar las variedades autóctonas… A la sorpresa general, resulta ser un gran éxito, la cepa Tempranillo triunfa frente a las variedades francesas, Rioja termina de distinguirse, había nacido un gran vino!

La Rioja vitivinícola no deja nunca de crecer en calidad y reconocimientos. Un vino lleno de historia precursor en caldos españoles en general, hoy Rioja es imprescindible en las carta de vino de los mejores restaurantes en el mundo. Los coleccionistas se deleitan de sus riquezas y los aficionados lo aplauden por el mundo. En 1991 accedió a l rango supremo de DOCa, categoría magna del vino en España, sujeto a una legislación más rígida y detallada, garantizando al consumidor siempre la mejor calidad!

¿Qué es Rioja? Rioja es diversidad y complejidad, pasando de sus vinos austeros y amaderados a los elixires avainillados con delicadas notas a avellana. El Tempranillo de la zona se desarrolla plenamente ofreciendo una frutalidad golosa y una elegancia mineral deliciosa.