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    Vallarta y Nayarit a pedir de boca, Playa Escondida (2ª Parte)

    2012
    05
    Dic
    Sabores de México

    Vallarta y Nayarit a pedir de boca, Playa Escondida (2ª Parte)

    Por Elsie Méndez

    Debo confesar que una parte de mi es aventurera y siempre soñé con acampar en algún lado, cosa que no he podido hacer pero que aun tengo en la lista de pendientes, y en algún momento mi vi en un lugar como Sayulita, con kilómetros de playas hermosas, gente surfeando y yo… pues yo mirando, porque el mar solo me gusta en la orilla o desde abajo.

    Así que para este viaje quería romper con esa idea que paraísos como Sayulita solo lo disfrutan quienes practican deportes acuáticos como el surf, o quienes gustan de acampar en la playa, y resulto que existe en Sayulita, un lugar perfecto para gente como yo que desea tener esa paz, pero con todas las comodidades a las que estamos acostumbrados, además de otras actividades como la pesca que para eso si estaba yo mas puesta que un calcetín.

    Generalmente cuando me recomiendan un lugar y decido visitarlo entro a su pagina de internet para darme una idea mas clara de lo que hay y sus servicios, me dejo enamorar por sus fotografías y descripciones, pero no fue el caso del Hotel Playa Escondida, y lo agradecí, la sorpresa a mi llegada fue abrumadora.

    Sayulita se encuentra ubicado a una hora aproximadamente de Puerto Vallarta y ya es parte del Estado de Nayarit, en la denominada Riviera Nayarit.  El camino me pareció mas corto de lo que pensé porque el recorrido es muy agradable y la carretera se encuentra en muy buenas condiciones.

    A mi llegada me esperaba Annie mi anfitriona del hotel, para darme la bienvenida con gelatinas, pepinos, apios y mis almendras además de que mi aguachile de la comida ya estaba listo en el restaurante, todo esto porque mis amigos de Tu Concierge y Hoteles Boutique de México  me ayudaron a organizar esta visita y les habían hecho llegar mi lista de alimentos y dieta a la cual estoy sometida por temas de salud.

    Decidí dejar mis cosas en la habitación y cambiarme para estar lista a gozar de este paraíso que muchos amigos y conocidos habían mencionado. Segunda sorpresa mi habitación, una cabaña en medio de la selva que nada la describe mejor que la foto que les comparto, sin vidrios en las ventanas y con unas cortinas de manta de cielo y una cama que estuvo a punto de hacerme cambiar de planes.

    Así que me cambie rápidamente para no caer en la tentación y me dispuse a descubrir el porque Sayulita a embrujado y enamorado a tantos, nacionales e internacionales.

    Con el mar ante mis ojos y el sonido de las olas acompañándome me comí uno de los aguachiles mas ricos de mi vida, no cabe duda que cuando el producto es fresco los sabores, aromas y colores de los platillos se exponencian, una receta que pudiera parecer tan sencilla pero que depende justamente de la calidad del camarón puede hacer una enorme diferencia para disfrutarlo. Lo acompañe con una copa de vino blanco y brinde con el sol por la fortuna de estar ahí.

    Uno no se cansa de ver atardeceres, y piensa haber visto ya el mejor de todos, pero resulta que ninguno es igual y el no perder la capacidad de asombro nos permite embelesarnos con cada uno. Cámara en mano tome cientos de fotos tratando de captar con la lente lo que mis ojos veían. Nunca me sentiré satisfecha pero el intento se hace, por mas de dos horas estuve ahí, en esa playa y con el infinito del mar llenando no solo mi vista también mi espíritu.

    Sin televisión que distrajera mi atención pude sentarme a leer y disfrutar del sonido que un lugar como Playa Escondida emite conforme cae la noche, ruidos de animalitos que no tengo idea de cómo eran y que solo cantan o platican entre ellos al resguardo de la oscuridad y el mar que casi sentía dentro de mi habitación, con su rugir de las olas golpeando las piedras y recordarme que solo soy una pequeña pieza de este gran planeta que habitamos.

    Una cena ligera con una copa de vino tinto y lista para dormir en esa cama que me haría soñar y descansar como Dios manda porque al otro día me esperaba un día de pesca en el famoso pacifico nayarita.

    Sayulita y Punta Mita son famosos también por la pesca que se da muy bien en esa zona, marlín entre muchos otros son los trofeos que los aficionados a este deporte pueden encontrar. Así que dispuesta a traer un premio que diera de comer a todos los huéspedes de Playa Escondida nos hicimos a la mar.

    La pesca es de paciencia y yo la llevaba toda, y mientras esperábamos con nuestras cañas bien ubicadas en el barco decidimos nadar un rato por las Marietas un archipiélago integrado por 3 islas situado a la entrada de Bahía de Banderas a 10 km de Punta Mita en la cual existe una gran variedad de fauna y aves marinas porque este es uno de los santuarios de reproducción de la ballena jorobada así que ya pueden imaginar la maravilla de lugar que es este.

    No cuento con cámara acuática que me permitiera hacer tomas de una playa interna que tiene una de ellas, pero les puedo decir que es un lugar que por mas que intente describir difícil es que mis palabras sean exactas a lo que es estar ahí. Un agua de temperatura perfecta me recibió al entrar al mar y mientras nadaba hasta la cueva que permite la entrada, pude contemplar por el visor gran cantidad de habitantes de la zona que nadan entre las rocas y que, habituados a la visita de muchos simplemente pasan de largo pero despacito para que puedas verlos y dejarse presumir.

    Al pasar la cueva, una playa que no imaginaria nunca, un agua tan azul que uno pensaría que solo encuentra en el caribe, aquí en unos cuantos metros el agua es cálida y tan transparente para que uno descanse y piense en la grandeza de la naturaleza

    Ojala pudiera presumir de mi destreza en la pesca pero la verdad es que no pude llevar mas que la carnada a la caña y por supuesto las dejamos ir porque aunque las carpas también se pueden comer, preferí dejarlas libres y no llevarme la culpa de ponerlas en un plato. Pero no me sentí ni tantito triste, la verdad es que el paseo lo valió todo, estar ahí y conocer las Marietas y platicar con mis nuevos amigos de la empresa Mictlan Surf School con quienes voy a regresar, porque me aseguran que con ellos si aprenderé a surfear, me hicieron el día completo

    A mi regreso, el chef Daniel previendo mi suerte, me tenia unos cocteles de camarón y pescado que a decir verdad, me hicieron sentir feliz de no traer la pesca del día, claro que las bromas no se hicieron esperar y entre risas me decían que ahora que iban a comer los huéspedes y el personal si esperaban con ansias mi gran marlín que duraría para una semana del tamaño que tendría.

    Mientras comía Daniel me conto un poco de su vida, de cómo entro a la cocina para pagar sus estudios universitarios como administrador de empresas y resulto que al final la cocina, lo atrapo por completo, por supuesto termino su carrera y mientras trabajaba en grandes hoteles por la tarde noche y llego a ser el Chef ejecutivo de uno de una reconocida marca hasta regresar al terruño, ya que Daniel es originario de Sayulita, gracias a la oportunidad que le brindo Playa Escondida.

    El resto de la tarde me dedique a leer y escuchar música y antes de que se escondieran los últimos rayos del sol quería ver desde mi ventana como se disfruta el no tener vidrios y poder sentir la brisa del mar sentir el calor de sus luces antes de esconderse tras el horizonte y dejarme llevar nuevamente con la música que emite Playa Sayulita.

    Cambie la cena en el restaurante por disfrutar mi habitación, de la terraza, al sillón y luego a la cama mano en libro devorando cada pagina porque esa paz permite viajar a través de las palabras como pocas veces se puede.

    Viajar sola me permite encontrarme con mis pensamientos, con mis ideas, con todo ello que en el ir y venir diario de una ciudad como en la que vivo nos hace olvidar por un momento que necesitamos tiempo para nosotros mismos y este lugar me ofreció la oportunidad de pensar y hasta no pensar en nada. Leer por horas y horas cosa que tampoco puedo hacer mucho cuando estoy en casa.

    Un nuevo encuentro en Playa Sayulita me lo debo con mi pareja y poder vivir este romántico lugar desde otra perspectiva.

    Mi siguiente parada Hotel Casa de Mita