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Mineral de Pozos, muy grande para una sola cámara
“Aquí hay mucho y esta muy grande para una sola cámara” eso fue lo que me dijo mi guía de turistas el día que fuimos a visitar la zona de las minas cuando me vio intentando lograr las mejores tomas de los antiguos hornos que aun se conservan, y que razón tiene, este lugar esta lleno de imágenes que cualquier fotógrafo se vuelve loco intentando sacar la mejor de todas.
Mucho me habían hablado de Mineral de Pozos en el estado de Guanajuato, pero por una razón u otra yo no terminaba de organizar mi agenda cada vez que iba para esos rumbos, pero en esta ocasión no permitiría que eso volviera a suceder, porque llevaba el control del volante y del tiempo para recorrer esos caminos de Guanajuato, como dice la canción para no perdérmelos de vuelta.
Por las fotos no terminaba de imaginar este lugar, primera porque tiene el nombre de “pueblo fantasma”, pero de fantasma no tiene nada, porque esta mas vivo que nunca, y aunque en 20 pasos me acabe el recorrido por el lugar, la gente, sus calles y la vibra de este lugar es de lo mas amigable y acogedora, eso de pueblo fantasma es una historia pasada que hoy nada tiene que ver con su realidad.
Como les decía, volante en mano, tome la carretera que une a esta comunidad con San Miguel de Allende, una carretera muy bien trazada y aunque no muy circulada, no sentía inseguridad y me llenaba los ojos de los paisajes de sembradíos que existen en el recorrido, si no hubiera venido manejando, habría tomado fotos y fotos de todo lo que en la carretera observaban mis ojos, en 45 minutos ya estaba ahí, en Mineral de Pozos.
En una casa restaurada y renovada del S. XIX un ingeniero texano y su esposa decidieron poner sus ahorros en cada ladrillo y muebles en los que tuvieron que invertir para dejar cada una de sus habitaciones increíblemente lindas. Desde la recepción hasta los jardines, en cada espacio se ve la dedicación y el tiempo que invirtieron para convertirla en un sueño hecho realidad, porque vi las fotos de cómo compraron la propiedad y créanme solo por un sueño se hace un trabajo así.
Realizado mi registro y después de tomar fotos de todo lo que en mi cuarto había y por supuesto de mi vista a la iglesia desde mi ventana, tome mi cámara y me decidí a recorrer las calles de Mineral de Pozos antes de que la tarde cayera y la noche le ganara a la luz que estaba perfecta para captar lo que en cada esquina encontré.
Tuve la suerte de que ese fin de semana hubiera un concierto de música en otro de los jardines principales del pueblo, las notas de la música de jazz me acompañaron mientras caminaba de una esquina a otra para ir conociendo quienes viven o visitan Mineral de Pozos e imaginarme que los puede traer a este rincón de absoluta paz.
Como les decía Mineral de Pozos no tiene mas que un par de cuadras que ver y recorrer, entre las cuales se encuentran galerías de arte y artesanías que no pensé encontraría en este lugar, de diseños y gusto exquisito me encantaba todo y si no hubiera sido porque todavía me llevaría días viajando me habría gastado todo mi presupuesto de viaje en esas tiendas.
De regreso al hotel me dirigí al restaurante, que se llenaba de las voces de todos los huéspedes que ahí se encontraban o cenando, o tomando una copa en su bar o simplemente haciendo esa sobremesa que no tiene fin porque se esta tan a gusto y relajado.
Una cocina sencilla pero muy rica en sabores, aromas y colores en cada plato que llego a mi mesa, la carta es variada y tiene desde entradas típicas hasta platillos de mayor elaboración, yo en estos casos siempre dejo que quienes ahí laboran me den sus recomendaciones, siempre les pregunto, ¿a ti cual platillo te gusta mas? Y hasta la fecha no me falla.
Mientras tomaba una buena copa de mezcal de Jaral de Berrio, típico del estado de Guanajuato, platicaba con el Gerente General de cómo había llegado ahí y que hacia que personas que son de grandes ciudades y de otros países terminen viviendo en una ciudad de tan poquitas cuadras, me platicaba y checaba que todo estuviera listo para una cena romántica que darían esa noche, el lugar es perfecto para eso, si están buscando donde ir con su pareja y desconectarse del mundo.
Mi cena llego principiando con unos tlacoyos muy al estilo de la región, estos tenían queso derretido en su interior y la masa se nota es de buen maíz azul nixtamalizado, además unos totopitos de buenas tortillas de maíz azul fritos en el restaurante y finas laminas de plátanos machos con dos salsas deliciosas, verde y roja, ni muy picosas, pero tampoco de esas que hasta te saben dulces porque apenas les ponen chile, como para darnos gustos a los mexicanos y extranjeros.
Para continuar me pedí uno de sus platos estrellas, dos chiles rellenos uno poblano verde y otro pasilla (que es el chile poblano seco) bañados con una salsa de jitomate especita y unos frijoles refritos negros. Tal vez la presentación no se de restaurante de manteles largos y estrellas o lista famosas, pero créanme que el sabor y sazón se llevan toda la atención al comerlos y uno ya no se fija en esas cosas tan sofisticadas.
La combinación de ambos chiles a la hora de irlos comiendo es muy rica y su salsa esta muy bien guisada y se nota la buena calidad de productos que usan para cocinar estas recetas.
Finalmente el postre, un pastel de leche y a dormir, eran apenas las 9:30 de la noche, yo no suelo irme a la cama hasta pasada la media noche, pero esa cama tan linda con mi ramo de rosas rojas con las que me recibieron me invitaban a disfrutar de ese momento de paz que pocas veces tengo oportunidad de disfrutar, aun en estos viajes, porque siempre ando de un lado a otro y tengo poco tiempo para disfrutar mis habitaciones.
Al siguiente día un desayuno delicioso y una larga platica con su propietario mientras saludaba a los lugareños y quienes tienen casas de descanso ahí para practicar ciclismo de montaña, una de las actividades por la que muchos vienen a Mineral de Pozos.
Antes de partir, fui al recorrido de las minas, y así fue como me entere de la historia de esta población que fue de las mas importantes durante el virreinato por sus minas de mercurio y de cómo después de la independencia y la revolución, las empresas encargadas del manejo de las mismas fueron abandonando el pueblo hasta dejarlo con apenas unos cuantos pobladores, de ahí su nombre de “pueblo fantasma” porque tan solo unas 40 personas llegaron a habitar Mineral de Pozos hasta que muchos de los hijos de estas pocas familias regresaron, además de extranjeros que encontraron en este pueblito el lugar donde deseaban pasar el resto de sus días.
“Esto es muy grande para una sola cámara” me dijo ese chico que sueña con un día tener una oficina con servicios de guías de turistas y finalmente estar certificado, para seguir contando las historias de su familia y de quienes hoy, le dan mas vida que nunca a Mineral de Pozos.
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