Era 1981, se celebra el Primer Festival Internacional de poesía de Morelia, asistían Allan Ginsberg, que leería su poema «Aullido» y junto a Gunter Grass, Seamus Heaney y Tomas Transtomer, haría de aquel legendario encuentro un mito. «Lo mejor que le ha sucedido en Morelia», me dijo el propietario del hotel Villa Montaña en Morelia, el conde Philippe de Reiset, quien fue el anfitrión de los poetas , y quien al recibir otro poeta y huésped distinguido, Jorge Luis Borges, en su ceguera luminosa, recuerda que le dijo «Huele a rosas».

Homero Aridjis, director del festival, escogio Villa Montaña para hospedar a los poetas, hotel icónico que se posa en la bellísima Loma de Santa María, con vista a toda Morelia, el antiguo barrio bohemio, guarida de artistas , profesores y algunos estudiantes que prestamos nuestros servicios de prensa al festival de Poesía, y que en mi caso, tocará transmitir  por el hilo del telefax las notas de prensa de los reporteros al mundo, y que como chofer subía y bajaba los dos kilómetros de la serpenteante carretera al Villa Montaña.

JARDÍN DEL EDÉN: Orgía de lumbres, de selecta gastronomía michoacana y contemporánea, de spa de chocolate, barro maya, aguacate, fango florarl o piedras calientes; de masaje y aromaterápoa de sol en la alberca climatizada con vista a la ciudad.  Un edén privado que alberga 36 villas  estilo colonial  mexicano con europeo rústico, todas con chimenea y con obras de arte del novohispano y arte de todo el mundo, colección exclusiva de Phillipe de Reiset, y ambientadas con libros. Elegancia de hacienda del temprano siglo XX, con muros de cantera rosa y techos de teja.

¿A QUE HUELE EL FUEGO? Tan lejos y tan cerca de Morelia, a 15 minutos. Con el único spa que cuenta un hotel en Morelia, con 10 años de experiencia resulta un lujuso encuentrocon las manos de sus masajistas profesionales y con el fuego cual terapia de humo en la villa.

FINA GASTRONOMÍA. Herencia de su primer dueño Raymond Coté, quien en 1959 compró la Villa y construyó 73 habitaciones. Cocinero y operador del mismo. Logró hacer un recetario original dándole un sello exclusivo al Villa Montaña, dejándole esta herencia culinaria al actual dueño quien vendío en 1973, y que continuá con una gastronomía donde las corundas, uchepos, sopa tarasca y enchiladas placeras, son legendarios para degustar desde la terraza del restaurante-bar.

Su ensalada Villa Montaña (lechuga, espárragos y echalotte), ceviches reveladores, el pato a la cereza negra, el conejo al horno y vino blanco,  pescados y mariscos de corte autodidacta del chef acapulqueño José Manuel Gómez, que ha seguido fiel a la tradición de Villa Montaña por 12 años y que cambian el menú cada 6 meses, cuando los comensales se lo permiten. Así hoy Morelia de pone de moda, y a la visita de Francisco lo corrobora.

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