Fusión de sabores mexicanos y franceses en Puerto Vallarta / Diario La Razón
A mi padre, Lorenzo León Zazueta en sus 86 otoños.
Arreglarse para salir a cenar al Café des Artistes, en Puerto Vallarta, resulta un halago a la vanidad femenina; una travesía a la teatralidad minimalista de una de las mejores cocinas del mundo, donde “no hay un solo plato que no sea una obra de arte y ni una sola obra de arte que no alimente el espíritu”, escribió Carlos Fuentes sobre la cocina de Thierry Blouet, propietario y chef del grupo, quien tiene su propio tequila desde 2008 y el título de Chevalier dans L’Ordre de L’Academie Culinaire de France, entre otros muchos; el amante de Vallarta, de los sabores mexicanos en su fusión con los de Francia: una enciclopedia del vivir glamuroso, hermoso y exacto, gusto de la elegancia.
Una larga historia del apellido que inicia con su abuelo Max Blouet, Gerente General del ultra-elegante George V, en París, en los años 20. Las mesas llenas: se celebran cumpleaños y cenas de vacacionistas, todos muy elegantes, el cosmopolitismo, la buena ambientación y el arte en las salas. Todos los platillos son puestas en escena, reconvención gastronómica, pinceladas cubistas, ensamblajes de sabores, texturas que plantean oralidad al olfato y el recuerdo: los platos hablan y se expresan. La vanidad femenina, mi grata acompañante, se extasía ante el hermoso Salón de las Gotas de Cristal, área VIP, que otorgan felicidad y suerte, pensado por Thierry.
Entre la nouvelle cuisine y minimalismo, Thierry decora y juega con la imaginación del comensal: quiero secuestrar sus propios sentidos y proponerle una nueva experiencia inolvidable, lo logra.
Entre los múltiples salones y jardines con aroma a selva. El plato emblemático es la crema de calabaza y langostinos del chef, servido desde la propia calabaza, con uno de sus exclusivos vinos de su gran cava, y que él mismo distribuye, resulta un emblemático toque, mágica distinción, como lo es su postre Bailarina roja-exótica de café des artistas ( mousse de frambuesa, biscocho de chocolate sin harina). Y así, salir en medio del glamor y la vanidad femenina, a caminar las empedradas calles de Vallarta, ella bailando como exótica bailarina sobre el sueño del mousse de frambuesa, y yo, metido en la calabaza con langostinos.
La Travesía de Montaña: Hacienda Matel, San Sebastián del Oeste. La travesía no estaría completa sin subir a sierra jalisciense, al otro día hacia San Sebastián del Oeste, a la Hacienda Matel: un rincón del pasado del México de la Revolución, con todo y un carruaje en la plaza de la comunidad vestida de montañas: por la carretera número 90 saliendo de Vallarta a 74 kilómetros, con un tramo de ruda terracería, sobre las cuatro ruedas de la Ford Escape 2014 Ecoboost, en su diseño aerodinámico que reduce la resistencia del viento: plena montaña, duro camino de una hora y media.
La cocina tradicional de montaña: pozole, birria, enchiladas, tostadas y tamales; los rollos de fruta y las cajetas de frutas. Atole, café, rompope y ponche. Una vieja hacienda con 10 habitaciones a todo lujo: un auténtico hotel boutique para encontrarse con la anécdota del Portal Morelos, en su plaza con tiendas con tradicionales nombres como “La Primavera”, “El Progreso”, “El Porvenir”, “El Nuevo Mundo”, “La Barandilla” y “La Reforma”. O su Mesón construido en 1729.
El kiosco se encuentra al centro del hotel que alberga un jacuzzi. Su bar en la azotea es otro lugar de entretenimiento. Todas las habitaciones cuentan con chimeneas, que hacen más acogedoras las habitaciones. Además cada una tiene detalles de talavera en pisos y baños así como decorados a mano en las paredes, evocando conceptos de la época. El hotel cuenta con una capilla para bodas.
Blouet también es miembro de la Academia Culinaria de Francia; congrega a Chefs de Francia, Canadá, México y Estados Unidos de América para compartir y enriquecer sus técnicas culinarias.