Todo comienza durante una plática entre amigos en una terraza del centro histórico de la Ciudad de México. En compañía de una gran amiga, profesional indudable de la gastronomía.

En toda cultura existe y evoluciona el concepto de lo ideal, de lo idóneo, lo utópico… en fin, existe una idea incierta de lo perfecto.

–Existe la expectativa romántica y crédula del príncipe azul.

En el mundo del vino decimos que “El mejor vino es el que te gusta”. Y así nos liberamos de la necesidad de justificar gustos y elecciones. En realidad se dibuja con esta afirmación una polémica tímida pero básica e indudablemente definitoria de nuestra actitud frente al elixir.

-“El Mejor”, presuntuosa afirmación cuyo significado se avecina a una certeza universal. Adjunta a esa necesaria subjetividad que implica el gusto individual planteamos una real contradicción!

Mi amiga se entristecía cada que se pronunciaba ese repetido refrán frente a ella.

–          Qué reacción puede tener un profesional, un aficionado del vino, cuando se trata de definir el Mejor vino como el que me gusta a mí, a ti, hasta a el neófito?

Y claro que su indignación es justificada. Asimismo, El Mejor también se define en términos de calidad, es decir una suma de factores comúnmente aceptados y planteados -o impuestos- por una sociedad al individuo, inherente a esta sociedad en cuestión. La idea o imagen del príncipe azul es común a cada uno. Si bien el ser individual no está ni en todas las ocasiones conforme con lo que los gustos y reglas socioculturales implican, no podemos negar que está íntimamente compuesto por ellos, hasta su mismo rechazo se funda en ellos. Él crea a su vez, en base a aquello, lo que comprendemos ahora como “lo que le gusta”.

–O bien “el libre albedrío”! Sin contar que aquí, el uso del presente es impactante!

Claro está que los gustos personales cambian con el tiempo, así como las costumbres alimenticias. El mejor vino es el que te gusta Hoy. Así es como el mejor vino ciertamente no es el que le gustó a tu abuelo, a tu padre ni siquiera tu hermano. Porque los tiempos cambian, las tendencias y las modas evolucionan. Recordemos que son las modas las que definen las costumbres y hábitos, las bases en movimiento de la belleza y del orden. La moda es la constante redefinición de los gustos, influye  en cada ser, reestructurando lo que es “Lo Mejor” y esto en cualquier ámbito.

Al final “El Mejor Vino”, bajo estas circunstancias, es ante todo la mezcla de una actualidad sociocultural y de su misma percepción por el ser individual, perfecta mezcolanza de la mente humana y de su realidad cultural.

Queda entonces como último actor imprescindible el labor del Enólogo, responsable de crear EL producto que se adapte a los parámetros tan variables como lo son las exigencias de un paladar y el inconstante poder de la mercadotecnia, el príncipe azul que marcará considerablemente e irremediablemente al consumidor.

–          Así su vino será el mejor porque será el que más te gusta!

Pero y el mejor… Cómo delimitas los factores cualitativos que hacen que un vino pueda pertenecer, y ser considerado, como parte de la exclusiva categoría de los “Mejores”?

–          Eso, lo dejamos para otra plática! …

To be continued…